Adam, con el pelo castaño y un jersey azul, mira a la cámara.

Adam

Me llamo Adam.

Trabajo en
un Centro de día.

Antes tenía una amiga
que trabajaba en el mismo sitio.
Se llamaba Tina.

Solíamos estar juntos en los descansos.
A veces me ayudaba
con distintas cosas.

Un día Tina se sentó
muy cerca de mí en el sofá.

Me pareció que se había sentado demasiado cerca,
así que yo me moví.

Al cabo de un momento,
me tocó el muslo,
cerca del pito.

Me pareció muy engorroso.

Fue difícil negarse
porque era mi amiga.
No quería que
se enojase.

No le conté a nadie
lo que había sucedido.

El personal de mi residencia
me dijo que debería invitar a Tina a casa
cuando fuese mi cumpleaños.

Yo no quise.
El personal se preguntó por qué.

Insistieron
en que la invitase.

Al final, empecé a llorar
y les conté lo que había sucedido.

Creo que alguien del personal
habló con Tina después,
porque no volvió a acariciarme.

Dejamos de ser amigos.

Siempre tienes derecho
a decir que no
si alguien te toca
contra tu voluntad.

Si alguien quiere
tocarte,
debe comprobar que
tú también quieres.

A esto se le llama
buscar el consentimiento.

No tienes por qué
seguir encontrándote
con alguien que hace
que te sientas mal.

Cuéntale
lo que sucedió
a alguien en quien confíes.