Me llamo Fanny.
Siempre me ha costado decir que no.
Porque quiero gustarle
a la gente.
El verano pasado conocí a Mattias.
Quería que saliéramos juntos.
Yo no quería.
Pero no pude decir que no.
Así que, así y todo, empezamos a salir juntos.
Al principio, era muy agradable y lindo.
Pero cambió
cuando empezamos a tener sexo.
Yo no quería tener sexo con Mattias.
Pero era como si
le hubiese prometido tener sexo.
Solo por estar juntos.
Así que tuvimos sexo, a pesar de todo.
A veces, intentaba mostrar
con mi cuerpo
que yo no quería.
Pero a él le daba igual.
Varias veces dije que no.
Entonces se enojó y me obligó a
tener sexo de todos modos.
Esto siguió así todo el verano.
Quería contarles a mis amigas
lo que Mattias hacía.
Quería decir
que me sentía mal.
Pero me costaba
pronunciar las palabras.
Una noche vi un programa en la tele
sobre malas relaciones
y violencia sexual.
Vi el programa
varias veces.
Me veía reflejada.
Decidí
terminar con Mattias.
Al cabo de un tiempo, pude contarles
a mis amigas
lo que Mattias me hacía.
Cuando se lo conté,
me sentí mejor.
Mis amigas me apoyaron.
Ahora me atrevo a decir que no
cuando algo me hace sentir mal.
Me cuesta,
pero practico.
Nunca tienes por qué tener sexo
contra tu voluntad.
Incluso si ya habéis tenido sexo antes
o si habéis empezado
ya el sexo.
La persona que quiera
tener sexo contigo
debe buscar
tu consentimiento.
Si alguien tiene sexo contigo
sin tu consentimiento,
es violencia sexual.
Si estuviste involucrado(a)
en un episodio de violencia sexual,
puede que te sientas mal.
Platica con alguien en quien confíes.