Esto sucedió hace varios años,
cuando yo tenía 14.
Mi primo solía
pasar tiempo en nuestra casa.
Un día, cuando estábamos solos,
quiso que viésemos
un filme porno.
Yo no quería.
Intenté irme de allí
pero me cerró la puerta.
Puso el filme
y me dijo que me sentase
a su lado.
Me pareció asqueroso.
Pero mi cuerpo se excitó.
Aunque yo no quería.
¿Por qué reaccionó mi cuerpo así?
Sentí confusión.
Sentí vergüenza.
Me preguntó si quería hacer
lo mismo que hacían en el filme.
Entonces me enojé y me asusté
al mismo tiempo.
Grité que no
y me fui de allí.
Más tarde por la noche mi madre me
preguntó qué me pasaba.
Le conté
lo que había sucedido.
Mi madre pensó que estuvo bien
que me hubiese ido de allí.
Se enojó con mi primo.
Pero no conmigo.
Nadie puede obligarte
a ver porno
o a hacer otra cosa sexual
contra tu voluntad.
Puede ser difícil
negarse a un familiar
u otra persona cercana.
Obligar a alguien
a ver porno
es violencia sexual.
Si te han obligado
a hacer algo sexual,
puede que te sientas mal.
Platica con alguien en quien confíes.